Acudimos a la granja de C., en Zarzadilla de Totana, Lorca, Murcia, para presenciar la carga de conejos para el matadero.
El proceso de carga es el siguiente:
Dentro de las naves, C. y su padre van repasando jaula por jaula cogiendo los conejos aptos para ser sacrificados, es decir, los que pesan en torno a 2 kilos, y los amontonan en varias cestas de plástico que llevan hasta el camión en una carretilla.
Allí, el transportista (que a su vez es el dueño del matadero) vacía las jaulas con los conejos que hay en las cestas de plástico colocándolos con violencia en las jaulas del camión. Los coge como puede con tal de cargar lo antes posible. A algunos los coge de las orejas y los tira dos metros a ver si acierta a encestar en las jaulas.
En cada jaula el trabajador mete diez conejos aproximadamente, no obstante comenta que mete conejos hasta que no caben más. Los animales constantemente orinan y defecan debido al estrés, de modo que los orines van cayendo a las jaulas que están debajo, manchando y empapando a otros conejos, siendo los más perjudicados los de las jaulas más bajas.
Al principio, cuando meten a los conejos en las jaulas que los llevarán al matadero, se muestran muy nerviosos, moviéndose de un lado a otro y con la respiración entrecortada. Oímos chillidos de los conejos que, desesperados, intentan salir de las jaulas aunque ello conlleve morder a los demás.