Acudimos a una granja en la Comunidad Autónoma de Asturias, exactamente en el municipio de El Franco. Localizamos la granja, formada por dos naves muy antiguas. La explotación está muy sucia y deja a los conejos expuestos a las inclemencias meteorológicas. En ambas naves tienen madres reproductoras con nidos y conejos de engorde. El granjero nos enseña la instalación y nos comenta que en los partos, las madres suelen tener entre diez y doce conejos, pero no todos sobrevivirán. Suelen morir por enfermedades no tratadas como la diarrea.
Durante el recorrido vemos varias conejas que han abortado dentro de la jaula. Algunos conejos están aplastados por la madre y otros siguen vivos moviéndose y agonizando lentamente. En el resto de jaulas observamos, como en las anteriores granjas, vemos gazapos con escasos días de vida que se han caído de la jaula o el granjero ha decidido que no iban a sobrevivir en el nido y los ha tirado donde caen todos los excrementos. El dueño de la explotación nos muestra un conejo con una enfermedad que le afecta directamente al cuello. Según él, se trata de una enfermedad bastante común llamada “pasteurella”, la cual ataca al oído interno: “van torciendo el pescuezo cada vez un poco más y llega un momento que ni se aguantan”.