6 mayo, 2013

web_20130506_cuencaAcudimos a la cita con J., en Fuente de Pedro Naharro , Cuenca. Quedamos con él y charlamos en un bar. Entre otros temas, nos comenta que, por lo general, los veterinarios en cunicultura son incompetentes. Según él: “su labor es comercial, parece que tal y cual pero, al final, pues si eso, sí, si tienes algún problema llámame, pero al final no saben de nada, hay cuatro que entienden”. Además nos dice que en general “somos un sector pobre dentro de la ganadería; somos los que menor volumen de negocio mueven”. J. tiene las granjas a las afueras del pueblo, dos activas y una inactiva, así que nos muestra las dos primeras.

En una de ellas encontramos a la única persona que le ayuda en el negocio, una chica contratada hace seis meses. Entramos en la primera granja, instalada en una gran nave alargada. La fosa de deyecciones está a cinco metros por debajo de las jaulas. Observamos varios conejos corriendo entre el estiércol y entre otros conejos muertos. Preguntamos a la trabajadora. Nos comenta que a veces se caen porque la jaula se ha roto y generalmente no los recogen, de modo que sin comida y sin bebida vagan por el estiércol hasta morirse de hambre. Según nos dice la chica, “es cansado tener que cambiarte de botas y bajar a coger los conejos escapados”.

Observamos algunos conejos con heridas, y especialmente uno de ellos que sin haber recibido asistencia sanitaria, tiene la mitad de la cabeza mordida y con una gran herida. La trabajadora nos comenta que ha sido debido a las continuas mordeduras de sus compañeros de jaula, advirtiendo que este animal no vale y debe ser sacrificado. En sus palabras: “estos son los rest, y se han juntado. Y como no están acostumbrados, se muerden entre ellos. Como vemos que está mal se matan”.

Acto seguido lo coge y va directo a enseñárselo a J. el cual comenta que este tipo de conejos son los descartes, los que no pueden ir al matadero debido a su estado. A continuación, le sugiere a ella que le dé con un palo en la cabeza y se lo eche al perro; ella sale fuera de la nave y le golpea con la mano hasta tres veces en el cuello mientras el animal mueve las patas convulsivamente. Después lo coge de las dos patas y lo golpea fuertemente contra el muro. Una vez le ha roto el cráneo lo tira hacia la zona del perro.

Sin embargo observamos que la chica no tiene experiencia en matar conejos pues los golpes con la mano no han sido acertados, el conejo continúa moviéndose mientras agoniza al menos dos minutos más. Constatamos que esta trabajadora no ha realizado ningún curso de formación en cunicultura.

En otra parte de la nave observamos a una coneja que, presa del estrés, se está comiendo a sus crías recién nacidas. Una, ya muerta, está siendo devorada, mientras las otras dos se retuercen de frío fuera del nido entre los barrotes.

El granjero nos revela que todo en torno a la cunicultura es un timo, poniéndonos algunos ejemplos como el caso del matadero Hermi, donde sacrifican sus conejos: “El sector está mal porque ellos lo ponen mal, ellos se están aprovechando de que hay otra gente que no la tiene (en el sentido de que si los granjeros cierran la granja de conejos no tienen otra alternativa en donde trabajar), como están en una posición privilegiada se están aprovechando y están cada año comprando un matadero nuevo. Ellos están trincando la situación y aprovechándose a base de bien”.

Acerca de Intercún (asociación cunícola estatal que cobra un céntimo por kilo de conejo a todas las granjas para publicitar este tipo de carne en medios de comunicación), cree que se están aprovechando de los granjeros. Según sus palabras, “A Arguiñano se le pagan 90.000 euros porque salga en la televisión haciendo una receta de conejo. Eso lo pago yo para que ellos vendan la carne, la regalen, pero vendan mucha y se lleven el beneficio de la piel y a mí me den una mierda”. “Los que se quedan con la pasta son ellos”.